LA SIGUIENTE ENTRADA NO CONTIENE SPOILERS
La verdad es que en lo que concierne a suplementos que amplíen el trasfondo de 40K, Games Workshop rara vez ha sabido atinar. No sé cuántos recordarán aquella campaña de 7ª Edición que enfrentaba a los Devoradores de mundos con los Ángeles Sangrietos, y no culpo a nadie por haberse olvidado de su existencia. Pero es la cruz de muchas de las historias de 40K, la mala manía de abrir arcos que nunca se cierran, o aportar elementos al universo que luego son abandonados. ¿Sabíais que la batalla de Armageddon nació de una campaña mundial que cotejaba los resultados de las partidas no solo de 40K sino también de Battlefleet Gothic y otros tantos juegos y que el resultado decidió el devenir de los eventos de la misma? Yarrick y los Templarios Negros nacieron en el suplemento que mas tarde saldría de Armageddon, allá por la 3ª Edición. Sin embargo, y por mas épico y simbólico que fuera aquella cruenta campaña de la que han llegado a salir novelas más que decentes (esta va por los fans de Aaron Demski Bowden) lo cierto es que es un arco que se quedó a medio terminar y olvidado, sin ver un progreso hasta ahora.
Por eso, cuando aparece un suplemento que de hecho cierra el arco que abre y resulta que sí aporta algo al trasfondo, pienso que merece la pena examinarlo y destacar sus puntos mas fuertes. Nadie espera que sea inmaculado, pero tiempo ha que descubrí que se puede crear un trasfondo para un juego de miniaturas manteniendo una narrativa decente y por fortuna, ambos libros de Vigilus la tienen, en opinión de un servidor. ¿Pero qué es lo que hace que destaquen?
PUNTO 1 ¿DE VERDAD IMPORTA VIGILUS?
Pues resulta que sí. Mas de una vez y más de dos ha ocurrido que eventos de gran importancia, a menudo por algún elemento estratégico clave o un mcguffin que tira de la trama terminan siendo olvidados y por ende, su importancia queda atenuada, no se siente el peso del conflicto, de lo que está en juego. Vigilus por su parte es un planeta absolutamente vital ahora que el Imperio está literalmente partido en dos, ya que es uno de los dos únicos eslabones que mantiene unidas las dos mitades. Esta es una batalla que basta con que mires un mapa de la galaxia para que te des cuenta de su valor, no hace falta ni que te lo cuenten.
PUNTO 2, VIVA LA DIVERSIDAD...DE ENEMIGOS.
Por lo general, las campañas de 40K enfrentan solo a dos bandos. Cierto es que dentro de cada bando suelen haber diferentes facciones, pero por lo general el protagonismo acaba recayendo en una de cada. Vigilus es muy diferente. Si alguno ha jugado a los Dawn of War, concretamente a las expansiones mas tardías de su primera entrega (Dark Crusade y Soulstorm) recordará que en la campaña se daban de piñazos una cantidad bastante basta de facciones en un mismo planeta o sistema de planetas. Aquí pasa lo mismo, la acción transcurre en solo un planeta, pero este es un lugar que no solo te dicen que es grande, sino que SE SIENTE grande. Hay un montón de localizaciones, cada una con un valor estratégico concreto, con un bioma distinto y las fuerzas de muchos bandos están desperdigadas por enormes extensiones de terreno. Esta no es una guerra que dura un par de batallas, sino que se tiran más de una década dándose palos ahí. Se monta tal pitote que no es de extrañar que ninguna fuerza pueda reunir la suficiente potencia de fuego como para acabar de un solo golpe con, aunque sea, un enemigo de forma definitiva. Además, hay tantos factores puestos encima de la mesa, tantas zonas de combate claramente diferenciadas, que termina alejándose del tono épico habitual y nos lleva a...
PUNTO 3 AQUÍ SE VIENE A LUCHAR CON COCO
Mientras que muchas batallas en 40K terminan resolviéndose de formas que rallan en el absurdo, Vigilus presenta una guerra (bueno, dos guerras, siendo la segunda una continuación inmediata de la primera) en la que las decisiones estratégicas acertadas salvan o condenan millones de vidas, y logran ventajas cruciales contra todos los enemigos. Cada bando lucha con los medios de que dispone acorde a una instrucción y unos medios determinados y muchos de sus eventos no responden a un maldito Deus Ex Machina, sino a estrategias que llevaban mucho tiempo planeadas. A pesar del elemento claramente fantasioso de Warhammer 40.000 aquí, conscientemente o no se ha alcanzado una cierta verosimilitud. Es normal que en todas la batallas se pretenda caracterizar a quienes luchan en ellas a través de hacerlos combatir de acuerdo a los ideales que representan, ya sea con el fanatismo de los Templarios Negros, la brutalidad de los Orkos o la insidiosa guerra de guerrillas de los cultos Genestealer, pero son los pequeños detalles lo que hacen de esta una guerra tan auténtica, como por ejemplo, que las Hermanas de Batalla tengan un enorme conocimiento del terreno urbano porque, ADIVINA QUÉ, han crecido en ese planeta!
PUNTO 4 DE HÉROES Y VILLANOS
Y aún así, a pesar de todo, Vigilus se las arregla para contar una historia con personajes. No es nada del otro mundo, no hay un desarrollo exhaustivo de la mentalidad de nadie, pero sí distingue unas personalidades muy relevantes que encabezan los ejércitos en liza y los pone a combatir de acuerdo a la personalidad tanto propia como del bando al que representan, tanto para personajes nuevos como para los ya conocidos. Vigilus utiliza bien recursos narrativos, tiene en cuenta la personalidad de los participantes del conflicto para crear un drama genuino que les hace caer en errores garrafales pero que casan con sus personalidades. Vigilus perfectamente daría para adaptaciones a novelas, y creo que es lo mejor que se puede extraer de su trasfondo.
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