Llegados a este punto, es justo tener dudas. Sangre de Baal, mas allá de no avanzar el trasfondo y prácticamente ignorando a los Tiránidos como una amenaza mayor para la galaxia, ignoraba algo tan simple como que el códex ya había pasado de ese punto. Los sistemas de la Cicatriz Roja ya habían sido tomados y simplemente estaban centrados en las nuevas amenazas en el Imperio Nihilus. Aún así, esperaba algo del Ritual de los Malditos, especialmente porque estamos hablando de eventos que son, esencialmente, la secuela a la Ira de Magnus, uno de los golpes al Imperio mas duros, la reaparición de un Primarca en su forma demoníaca, y porque incluso en el manual de la Octava Edición señalaba la zona de guerra Stygius como un punto muy caliente de la Vía Láctea. En mi opinión, no solo cumple las expectativas, sino que eleva el nivel en gran medida con respecto a sus entregas antecesoras.
"Se prendió la wea bien prendida"
PARTE 1: REUNIENDO A LOS ACTORES.
Ángeles Oscuros, Caballeros Grises y Mil Hijos son los elegidos para protagonizar esta entrega, y no podría pensar en un mejor elenco. El Ritual de los Malditos es muy consciente de los eventos recientes, que si no conoces, se resumen diciendo que los Mil Hijos devastaron Fenris y a los Lobos Espaciales, quienes habrían sido aniquilados de no ser por la oportuna aparición de los Ángeles Oscuros y Caballeros Grises para impedir la expansión demoníaca. Es decir, dos de las facciones más secretistas y que menos se fían la una de la otra teniendo que salvar a unos terceros con quienes tienen un pasado poco amistoso, especialmente los Caballeros Grises. La cosa no mejoró cuando el Cambiante, el demonio de Tzeeentch con la capacidad manipuladora de esa ex pareja que detestas, se las arregló para hacer que la primera reacción de estos salvadores fuera disparar contra sus hermanos de Fenris. El planeta se salvaría, pero esta mácula quedaría marcada en el honor de ambos capítulos. Por su parte, Magnus el Rojo completaría su ritual, trayendo el planeta de los hechiceros, Sortiarius, al espacio real, en el mismo sistema donde orbitaba Prospero, con el fin de convertirlo en la capital de un reino propio.
En el Ritual de los Condenados, los actores actúan de acuerdo a unos eventos por los que aún tienen resquemor. Los Caballeros Grises descubren los planes de Magnus, pero son conscientes de que no son capaces de detenerlo solos, por lo que llaman a los Ángeles Oscuros por su experiencia compartida en Fenris. Estos, lejos de tomarse la llamada de auxilio como una oportunidad de lucirse, se lo toman como una posible amenaza, y acceden con el objetivo secundario de descubrir si los Caballeros Grises conocen los secretos de los hermanos Caídos de los Ángeles Oscuros. Este es un enfrentamiento como lo ha sido el de Yvrainne contra Shalaxi, una antítesis ideal, pero sobre la que han puesto una atención extra a la mentalidad y pasado reciente de cada una de las partes implicadas, eso se llama construcción del conflicto y anticipación a través de sus personajes.
PARTE 2: UNA CAUSA POR LA QUE MORIR
El Ritual de los Condenados tiene una trama simple, pero es inménsamente efectiva. Magnus el Rojo, tras haber reconciliado las sectas de su dispersa Legión (con recursos sutiles como llamar a todas las sectas y eliminar a sus líderes para dejar claro quien manda) posee una poder inmenso que se extiende mucho más allá de Próspero. Demonios se pliegan a sus órdenes, sectas que le rinden pleitesia se ocultan de los Arbites e Inquisidores en lo profundo de mundos imperiales y a ambos lados de la Gran Fisura, docenas de mundos han caído. El sector Stygius es casi por completo suyo, y en torno a Prospero, se libra la guerra por consolidar su territorio, la llamada Frontera Prosperana. Pero aún hay mas.
Magnus el Rojo es, después de todo, la reliquia del pasado que es, obsesionado con las mismas inquietudes y atormentado por los mismos deseos, quien sigue creyendo en los psíquicos como la siguiente paso evolutivo. Para acelerar este proceso, ha planeado un ritual con el que pretende acelerar este proceso evolutivo, entregando a Tzeentch las almas de 999 psíquicos aprovechándose de las energías liberadas por la Gran Fisura. Mensajes ocultos se han enviado a muchos mundos sobre un lugar en el que estos no son perseguidos ni quemados en la hoguera por la Eclesiarquía, por lo que muchos psíquicos han buscado refugio en las sectas que susurran las alabanzas del Rey Carmesí. Si este ritual tuviera éxito, el número de psíquicos sobrepasaría con mucho la capacidad de abducción de las Naves Negras, lo que sería devastador para el Imperio.
"Mirad, somos peña rencorosa, lo sabéis"
Sin embargo, estos mensajes no han pasado desapercibidos la vigilancia de los Caballeros Grises, quienes poseen ahora más capacidad de reclutamiento que en ningún otro momento de sus miles de años de existencia. Estos contactan con La Roca para que les envíe una fuerza con la que poder hacer frente entre ambos a Magnus y su Legión de hechiceros...en su propio planeta. Tal cual suena, en lugar de una guerra que se extiende a lo largo de sistemas enteros, Ritual of the Damned prefiere centrarse en un conflicto de escala mucho menor, pero cuya relevancia no podría ser mayor. Los Caballeros Grises capitaneados por Arvann Stern y la Quinta Compañía de los Ángeles Oscuros, comandada por el Capitán Lazarus, primero de los descendientes del León en cruzar el Rubicón, se disponen a asaltar a Magnus en su propio planeta de los Hechiceros para detener el ritual, una jugada extrema y a la desesperada.
PARTE 3: EL MAGO EN SU TORRE
Dado que el suplemento se centra en una sola batalla, dispone de más espacio para otorgar detalles de la misma y apreciar con esto la planificación previa de los atacantes y los momentos de heroísmo. De buenas a primeras, resulta que una solución mediante un mero bombardeo orbital está descartada debido a los conjuros que rodean el planeta, magia capaz de interrumpir los instrumentos de navegación, interferir en los sistemas de armamento de las naves y hasta de manipular a los tripulantes para que disparen los unos contra los otros. Hará falta una acción en tierra. El plan en sí es simple: los Ángeles Oscuros asaltarán las inmediaciones de la pirámide que mantiene los conjuros defensivos de Sortiarius para atraer a las defensores del ritual, para que luego los Caballeros Grises desciendan sobre el propio ritual y lo impidan. Es simple, pero efectivo y aún así...sale mal.
Como os podéis imaginar, asaltar a Magnus en su propia casa es más que arriesgado, suicida. En el descenso, muchos Ángeles Oscuros mueren al caer a zonas letales o son aislados y aniquilados. El propio planeta es un enemigo en si mismo, con suelos que se abren, paredes de cristal que ocultan caminos, fenómenos de disformidad que no paran de manifestarse a costa de las vidas de los asaltantes y todo al tiempo que combaten a una miríada de demonios que se manifiestan sin esfuerzo y a veteranos legionarios de los Mil Hijos, que conocen no solo su territorio, sino cómo manipularlo a su favor. Para colmo, los Ángeles Oscuros son engañados mediante falsos comunicados, según los cuales, los Caballeros Grises han detenido el ritual. Pero en realidad, los Caballeros Grises están siendo lentamente erosionados, uno a uno, por una marea inacabable de demonios, al tiempo que los conjuros de los Mil Hijos los tienen avanzando en circulos dentro de lo que parece un laberinto inacabable.
Al final, los Caballeros Grises efectúan un ritual de disipación en plena batalla para derribar las barreras ilusorias y poder establecer comunicaciones con los hijos de Caliban. Lo logran a costa de la vida de sus bibliotecarios, pero a cambio...
UN PORTAL A LA DISFORMIDAD SE ABRE Y DE AHÍ SALE KALDOR DRAIGO COMO UN CAMPEÓN
"TREMENDO GUITARRAZO POR LA ENTRADA DE ESTE SEÑOR EN EL ESCENARIO"
Con Draigo entre sus filas, los Caballeros Grises logran establecer comunicaciones con los Ángeles Oscuros que se disponían a abandonar el sistema advirtiéndoles de que la batalla aún no ha terminado, por lo que los Astartes de la I Legión hacen un segundo descenso para socorrer a los hijos de Titán. Juntos se abren paso hasta el lugar del ritual, para encontrar a Magnus, el Rey Carmesí, y muchos más hechiceros que los que pueden enfrentar con lo poco que les quedan. La situación es desesperada, el ritual está cerca de terminar. Han sido engañados y desangrados por un enemigo contra el que no tenían ninguna oportunidad así que juegan la última carta: la solución orbital, utilizando al propio Draigo como baliza psíquica para tener algo contra lo que disparar.
Las naves imperiales envían sus transportes para sacar de ahí a todos los hermanos de batalla que puedan con un margen mínimo antes de que el bombardeo comience, pero los Astartes están trabados en una batalla a la desesperada por sobrevivir, asaltados oleada tras oleada por Rubricaes y horrores de la disformidad. Con apenas espacio para maniobrar, algunas naves caen por el fuego de los traidores, y solo unos pocos se salvan del bombardeo que comienza apenas unos segundos después de despegar, entre ellos Draigo, Stern y Lazarus. El bombardeo logra eliminar a los psíquicos y a muchos hechiceros de los Mil Hijos, pero ni eso basta para acabar con el Rey Carmesí.
Para mas inri, a pesar de que los imperiales se alzan con la victoria pírrica, siniestros comunicados llegan de un levantamiento generalizado en los sistemas que rodean la Frontera Prosperana. Han evitado una catástrofe, pero esta guerra nunca acabará realmente.
"Mirad, el Imperium le da de comer a su líder supremo mil psíquicos al día, no podemos culparles por tener esperanza."
PARA FINALIZAR
El Ritual de los Malditos representa todo lo que un suplemento que pretenda avanzar el trasfondo de 40K debería ser. Los personajes involucrados no están ahí por dejadez ni conveniencia, sino que hay un drama que los une. La batalla que tiene lugar es pequeña pero no se siente como tal porque lo que hay en juego es muy grande. Hay espacio para la táctica como también momentos de valor y epicidad desbordante y termina con una nota amarga. Sí, han detenido un ritual, pero el coste en vidas ha sido escalofriante y vale la pena preguntarse si de verdad esto se puede considerar una victoria. Rebeliones estallan a lo largo y ancho de la Frontera Prosperana, el reino de Magnus se extiende y es imposible saber si no lo volverá a intentar. Es mucho más fácil reunir un millar de psíquicos que entrenar a Astartes, especialmente de los Caballeros Grises, por lo que solo han alargado lo inevitable. Los psíquicos latentes se manifiestan por doquier, planetas colpasan cuando sus Gobernadores Planetarios se ven incapaces de lidiar con los psíquicos locales o las Naves Negras no llegan a mundos en el Imperium Nihilus.
Podría decirse que el trasfondo no presenta ningún avance real y no sería desacertado, pero por otra parte sí hay pequeños detalles que avanzan el mismo. Por ejemplo, ahora sabemos que los Caballeros Grises están hasta arriba de reclutas, lo que implica mayor presencia en la galaxia, puntos extra por devolver a Kaldor Draigo; los Mil Hijos también se han fortalecido y ahora son una Legión unida bajo un estandarte común, los Ángeles Oscuros han tenido que aceptar que los Primaris son el futuro después de que uno de sus capitanes atravesara el proceso del Rubicón. No serán cambios radicales, cierto, pero sería menos cierto decir que el Ritual de los Malditos no nos aporta nada. Aparte, en la sección final de los Ecos de la Disfromidad, tenemos jugosos rumores de movimientos de los Hijos del Emperador y de la Araña, el sobrenombre de Fabius Bile, así como naves de orkos yendo de acá para allá y enormes yacimientos de piedra negra que el Adeptus Mecanicus está descubriendo.
Como nota final, toca repasar los breves relatos de la página del Despertar Psíquico y ver qué nos han dejado!
A Better Place y A Promise Fulfilled, de Andy Clark. Pongo estos juntos porque resulta que no solo están escritos por el mismo autor, sino que además son secuenciales. Antes se ha mencionado que Magnus está reuniendo psíquicos con la promesa de un lugar donde no están sometidos y este par de historias es el "muestra, no cuentes" que necesita. A través de ambos relatos, entendemos la situación de estos psíquicos no autorizados y la forma en la que caen en los brazos de Magnus a través de sus muchos agentes.
The Piercing Eyes de Callum Davis. Los relatos de este suplemento están mas enfocados a un propósito concreto, construir de forma adecuada el momento final, darle contexto al gran encuentro que se avecina. A este respecto, Callum Davis nos relata el cómo exactamente los Caballeros Grises fueron conocedores de los planes de Magnus, o de que por lo menos, el primarca planeaba algo. Lo malo de esto es que es un relato impersonal, carente de personajes y enfocado a hacer avanzar la trama. El relato está narrado desde el punto de vista de un Pronogsticador, un adivino de los Caballeros Grises, que consigue entrever lo que se está llevando a cabo en Sortiarius y no podía ser más servicial. Siempre que se describe una experiencia extrasensorial me gusta que haya una cierta abstracción en la descripción y aquí como mucho tenemos las descripciones básicas de un ritual llevándose a cabo, estereotípicas y con mucho horror corporal, pero es un caso de mucho ruido y pocas nueces.
Enmity´s Edge, de Elliot Hamer. Por una parte, es solo una batalla, pero es que hay dos cosas que le dan un valor extra. La primera es que me gusta cuando se toman la molestia de darle a una escena de batalla la atmósfera ominosa que deberían tener las batallas de un siniestro futuro de guerra inacabable, y segundo, que está protagonizada por Lazarus. No es que piense que es un gran personaje, pero puestos a centrarse en un personaje, prefiero que elijan darle un trasfondo al personaje que están presentando en el suplemento. Es básicamente el trasfondo de Lazarus, la batalla que le llevó al borde de la muerte y le obligó a tomar la decisión de atravesar el proceso del Rubicón, y de paso, un recordatorio de lo mal que están las cosas en el sector Stygius.
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