Así que, al fin hemos llegado. Tras mas de un año desde que leí Requiem Infernal he querido meterle mano a las obras de este autor, pero no ha sido nada fácil. Para el profano, debo advertirle de antemano que Peter Fehervarii es lo más lejano que uno puede encontrarse de 40K, es un acorde disonante, una ola que avanza mar adentro. Ya he posteado dos entradas de él, una relatando brevemente cómo me lo encontré y la otra haciendo una introducción tratando de emular al propio autor. Confusa de narices, efectivamente, pero esa es la gracia. Veréis, esta es la primera entrada de una serie que espera reseñar todo lo que ha escrito este señor y si quiero hacer esto es porque estamos ante un autor muy particular. No hay manera de recalcar esto lo suficiente así que lo diré de la forma mas clara y llana posible: olvidaos de todo lo que sabéis de 40K a la hora de entrarle a su trabajo. No esperéis marines espaciales cometiendo la heroicidad de la semana, ni guardias imperiales en gallardos asaltos. No busquéis al hereje o al xeno yendo tras la pista de otro artefacto del pasado. Este es un autor que explora el mythos de Warhammer 40.000 como muy pocos lo han hecho antes, por más razones de las que tengo energías para enumerar.
Pero vale, es justo mencionar algunas de las características generales de sus libros, pero sin revelar demasiado. De hecho, si hay un párrafo que quizá sea mejor omitir, probablemente sea este, pues parte de la experiencia de leer a este autor es descubrir las pequeñas revelaciones que dan un giro a la forma en la que se percibe su trabajo. Primero que nada, las obras de este autor son como el corpus de Dan Abnett o McNeill, en el sentido de que todos sus trabajos están conectados, pero ahí terminan las similitudes. En esos dos autores, la mayoría de sus obras están recogidas en un evento común o tienen a unos personajes protagonistas bastante claros, como la Cruzada de los Mundos de Sabbath o el Capitán Uriel Ventris. Por su parte, el mini-verso que ha creado Fehervarii recibió su nombre de la comunidad, bastante apropiado hay que decir: la Espiral Oscura (Dark Coil, en inglés). El motivo de esto es que las conexiones entre unos relatos y otros son muy sutiles, y exige prestar atención a las descripciones, conversaciones y simbolismo. El segundo motivo es que el autor carece de piedad a la hora de meterte en un escenario del que no solo no sabes nada, sino que tampoco sabes cuándo estás. Sus libros a veces comparten localizaciones, pero entre un libro y otro pueden haber pasado siglos de desgaste que han dejado el lugar irreconocible, por lo que una de las obsesiones de la comunidad ha sido establecer el orden cronológico de los sucesos. Descubrir que vuelves a un lugar que conociste, o del cual sabes cómo va a terminar, pero viéndolo desde otra perspectiva que te revela un pedazo de información nuevo es una sensación muy gratificante...y aterradora.
A pesar de que este no es el primer libro que leí de Fehervarii, he querido empezar a reseñar su bibliografía desde aquí porque es a la vez una muestra de sus virtudes y una entrada desde la que explorar varios de sus relatos cortos. Vamos, la entrada mas "cómoda" a la Espiral. La parte mas formal del análisis es la mas sencilla, si en términos de calidad se refiere. Fire Caste narra las penurias de un regimiento de la Guadia Imperial en el planeta Phaedra, un rincón olvidado del Imperio donde se libra una batalla sin cuartel contra los T´au, pero sobre una premisa tan simple, el lector no tarda en ver que hay capas de algo mas. Algo siniestro. La obra comienza con el diario de un comisario que claramente está para que lo encierren en un psiquiátrico con urgencia, y en todo esa primera toma de contacto algo huele a podrido, pero no porque se estén plantando las semillas de un misterio que irá desarrollándose a lo largo de la obra. El comisario procede mas tarde a meterles la fe en el Emperador a unos soldados que estaban a punto de desertar y unirse a los xenos poco antes de estos aparezcan, mediante soberana paliza. Inmediatamente después, los T´au hacen acto de aparición, le vuelan un brazo al comisario y proceden a torturarlo.
Todo lo que rodea esta introducción rezuma un carácter opresivo, asfixiante. Algo no anda bien. Tengamos en cuenta que esta novela salió en 2013, cuando los únicos comisarios que habían en la literatura eran o bien parangones de la virtud, o bien cameos del juego de mesa, o bien Ciaphas Caín, y de pronto se nos planta un tipo con un trastorno de estrés post traumático severo, apaleando a otros Guardias que están a punto de desertar, a unos xenos que no son atribuidos con la crueldad como concepto haciendo una salvajada, y un planeta, el propio Phaedra, con sus junglas, sus estructuras de coral, sus árboles de aspecto fúngico, que resulta nocivo por motivos anómalos. Todo tiene un aspecto decadente, nada está bien aquí.
El libro continua presentando a los protagonistas prometidos, los confederados de Arkan, que llegan a este agujero perdido de la galaxia a alimentar una picadora de carne, y si uno pensaba que iba perdido con esa entrada tan brusca, que se vaya preparando. Los confederados son como un reflejo oscuro de los Fantasmas de Tanith, rebosando creatividad e identidad, pero con mucho mas incapié en las pesadas cargas que cada personaje lleva, porque este es un fetiche del autor: muchos de sus personajes están mentalmente trastocados, y la cosa va a empeorar para ellos a medida que avancen los sucesos. Conforme la novela avanza, vamos a ver a estos pobres diablos ser pasados por el barro de forma miserable, no para resurgir triunfales, sino, si el autor es piadoso, dejarles vivir. Lo que tenemos ante nosotros es una obra que encapsula el horror de la guerra en 40K, donde su autor rompe todas las reglas del romanticismo al que los demás autores se rinden para adentrar al lector a un lugar en el que verdaderamente no hay esperanza, y todos los elementos están dirigidos a este propósito. Hasta Phaedra, el planeta en el que sucede esta guerra demencial, juega un papel tan importante a la hora de plasmar este escenario que resulta ser un personaje por sí mismo, un lugar creado para enfrentar a los personajes a sus demonios interiores. No mediante una fuerza mística (o si?) sino simplemente siendo un entorno hostil hasta para la cordura. La novela está todo lo lejos que se puede estar de un trabajo típico de Black Library, algo totalmente a propósito.
Fire Caste ni siquiera pertenece al mismo género literario que el resto de la Black Library, de la misma manera que Apocalypse Now está en un mundo aparte del cine bélico. Esta comparación no es casual. Ahí donde la veis, esta obra está claramente inspirada en el libro Heart of Darkness, de Joseph Conrad, misma obra en la que se inspiró Coppola para la película y de la que también bebió el estudio Yager para crear el videojuego Spec Ops the Line, y si conoces cualquiera de esos trabajos, ya puedes ir haciéndote a la idea de lo que te vas a encontrar aquí. Hay una parte que me he saltado hablando del primer episodio, cuando el comisario está escribiendo en su diario y menciona algo llamado el "Thunderground" que en la cultura de la que proviene, es el momento clave en el que un individuo descubre la clase de persona que es en el interior, el momento en el que su verdadera naturaleza sale por sus acciones. Cuando un personaje icónico de 40K está haciendo un monólogo introspectivo en una novela que toma como base un libro que criticaba lo peor del hombre occidental durante el colonialismo de principios del siglo XX, sabes que aquí se cuece algo. Fire Caste no es una novela bélica de humanos disparando a aliens por la gloria de la raza, es horror surrealista puro y duro que subvierte la manera en la que 40K ha tratado siempre la guerra, con esa contradicción entre la crudeza y el heroicismo púrpura, para ofrecernos una visión agónica de su universo, carente de glamour y sin redención alguna, de la mano de personajes cuya mente está tan fragmentada que no siempre resultan narradores fiables. Este no es un enfrentamiento entre humanos y alienígenas, es una guerra entre el lector y la propia obra por comprender algunas de las mas oscuras implicaciones de este universo. Lo mas impresionante de todo es que, a pesar de todo, este es un libro excelente para iniciarse en el universo de 40K, porque Fehervarii no da nada por sabido por parte del lector a la vez que es capaz de mantener la exposición al mínimo, lo justo para que un profano de 40K sepa qué tiene delante sin ser cargante ni una sola vez. Y ya que estamos entrando en decisiones estilísticas, hablemos del estilo de su autor.
No pasan ni diez páginas antes de que se note que este autor es un lector ávido, y trae consigo todo un arsenal que ha tomado prestado de autores pretéritos, entre los cuales se encuentran Borges, Lovecraft e Italo Calvino, a quienes, incluso, dedica alguna que otra referencia (los confederados vienen de un sistema llamado Providence, como muestra) y descarga ese arsenal sobre el lector sin piedad, lo que hace de esta una de las lecturas mas complejas y hermosas que he tenido, de 40K sin duda. Pero que esta sea mi segunda advertencia: Fehervarii se ha atrevido a hacer una novela de 40K obtusa, una que no hace ni una sola concesión al lector mas allá de cosas muy concretas. Leer Fire Caste es un desafío que exige que el lector esté preparado para giros que disparan los eventos a una velocidad vertiginosa, a cambios de perspectiva y ritmo muy agresivos y una ausencia de plot armor total (increíble, verdad?) que hace que uno se sienta indefenso. Para agravar aún mas las cosas, qué seria de un autor de horror si no ocultase deliberadamente algunas respuestas. Como ya he mencionado, el propio planeta de Phaedra es un infierno para la mente humana, pero el autor no deja claro qué fuerzas son las que actúan sobre los personajes para acabar degenerados, por lo que este es un libro que se abre a diferentes interpretaciones dependiendo de qué hilo quieras tirar. ¿Es la Disformidad? ¿Efectos alucinógenos de los hongos? ¿La incapacidad de un personaje de sobrellevar la muerte de un compañero está trastocando su percepción de la realidad? O quizá es todo a la vez...En cualquier caso, esta es una lectura con valor literario propio, algo que rara vez se ve cuando se habla de 40K, pero a la que mas vale ir con la idea de que no se puede ser un mero lector pasivo, sino que hay que entrarle a sabiendas de que uno contempla un abismo muy profundo, y de que el abismo le devuelve la mirada. Incluso para los estándares de 40K, esta novela es cruda.
Y con esto, ya estaría el análisis, uno de los que menos justicia le pueden hacer a la obra en cuestión. Huelga decir que esta es una obra de obligada lectura del que es en mi opinión el autor mas infravalorado y con amplia diferencia, el de mayor talento de toda la Black Library. A partir de aquí, me gustaría dejar que cada viajero explorase la Espiral Oscura por su propia cuenta y riesgo, pero en caso de que explorar este rincón del oscuro futuro de Warhammer 40.000 parezca algo intimidatorio, confieso que los mas ávidos admiradores de este autor han hecho una investigación exhaustiva de la cronología y lazos que conectan, recomiendo continuar esta lectura con las siguientes lecturas cortas del mismo autor:
Out Caste. En tan solo seis páginas, tenemos la historia de un personaje que en Fire Caste no termina de obtener el tiempo que se merece, un relato breve a la par que excelente sobre la tragedia de un individuo que contempla la verdad de una causa que creyó inmaculada.
Vanguard. Bajo la superficie, esta continuación de Fire Caste muestra la cara mas degenerada del Adeptus Mecanicus. Lo leí antes de Fire Caste y me pareció decente sin mas, pero releerlo después me provocó uno de los mayores escalofríos que he tenido que padecer. Puro horror de frigorífico.
A Sanctuary of Wyrms. Los sucesos de esta lectura corta suceden en Phaedra, pero a priori no guarda mayor relación con los sucesos de Fire Caste. Sin embargo, sí sirve de puente para otras de las fuerzas que pugnan en los mundos que han salido de la mente de Fehervarii.
Con esto termina el primer paso en el terrible y maravilloso, siniestro y hermoso, universo de la Espiral Oscura. Si quieres apoyar al autor, te animo a compartir este análisis y adquirir sus obras.
Ahora, si importar lo que hagas hoy, déjame parafrasear a Baldi diciéndote; trata de buscar un rato para divertirte. Un saludo!