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viernes, 14 de agosto de 2020

Reseña de Helsreach de Aaron Demski Bowden

Cuando uno se para a pensarlo, lo cierto es que pocas obras llegan realmente a destacar en la literatura de Warhammer 40.000, pero esto no es un misterio. Black Library ha pasado de una editorial para relatos cortos en la revista Inferno a una máquina de hacer literatura en masa, con una legión de autores que han expandido las historias de personajes y eventos a la cuarta potencia. Es normal que, al haber semejante cantidad de publicaciones, solo un número relativamente pequeño de series sobreviva al paso de los años. Helsreach es una de esas obras, y una que me tenia algo dubitativo. Que yo sepa, este es el segundo trabajo de Aaron Dembski Bowden, y el segundo libro de la serie Space Marine Battles, que solo por el nombre, mas de uno puede hacerse a la idea de qué va a encontrarse aquí: puro porno de bólter.

La cosa es que Helsreach a sobrevivido al paso del tiempo dentro de la comunidad como una obra referencial, algo que es particularmente bueno. Todavía no he leído el resto de trabajos de Aaron, pero sí sé lo que se comenta de él, su trabajo con los Amos de la Noche y Horus y mas recientemente, con el capítulos de las Lanzas del Emperador. Mirad, tengo cierta mania con los personajes de Marines Espaciales en la literatura. Puede ser que el problema sea que aquí en España se publicaron las novelas de Uriel Ventris y la serie de Space Marine Battles, por lo que he estado rodeado de malos ejemplos de marines siendo poco mas que fantasías de poder en libros que son mucho espectáculo y nula sustancia, y si a eso añadimos que se tradujeron los trabajos de C.S.Goto, pues mas leña al fuego. La cosa es que no espero gran cosa de un libro de marines, concretamente leales, porque es demasiado fácil encontrarse con libros de usar y tirar.

Por lo tanto, comencé esta lectura con una pregunta ¿Qué la hace destacar? Y mi pregunta ha sido respondida.



En el momento en que fue publicada, allá por 2010, Helsreach era una obra aparentemente del montón, pero esto no podría ser mas engañoso. Tampoco voy a decir que sea la máxima deconstrucción de los Marines Espaciales, pero cuando uno lo compara con lo que se había publicado anteriormente sobre los marines, se da cuenta de que el enfoque es distinto. Por aquel entonces solo teníamos los libros de los Bebedores de Almas de Ben Counter, los Lobos Espaciales de William King, los Ángeles Sangrientos de James Swallow y poquito mas, todas ellas historias cuyo eje está entre los marines y el enemigo al que enfrentan, en la batalla de turno. Lo que hace Aaron Demski Bowden resalta, pues, porque la batalla y que da título a la obra no es el eje central de la trama, sino un elemento contextual, el espacio para que se dé la verdadera sal de este trabajo: la construcción y desarrollo de personajes, en cuyo centro tenemos al protagonista, Grimaldus..

Grimaldus es lo mejor del libro, pero no por las razones que un lector promedio, especialmente un fan de los marines podría esperar, por un motivo sencillo: es un cabrón. No me refiero a que sea un poco canalla, no, me refiero a que el protagonista del libro es un bastardo, un desgraciado y alguien que me gustaria tener lo mas lejos posible, pero precisamente eso es lo que le da riqueza al libro. En Helsreach se nos relata cómo, nada mas ser ascendido a Reclusiarca, un primus inter pares de la jerarquía de los Templarios Negros, Grimaldus es enviado a la ciudad de Helsreach con un destacamento de Hermanos de Batalla para defenderla del asalto de los orkos durante la Tercera Guerra de Armageddon ¿Y cómo se lo toma el protagonista? ¿Como un honor? Nada mas lejos, lamenta ser destinado a una ciudad en la que va a morir sin ser recordado y sin dejar un legado tan notable como el de su mentor. Esta obsesión no es solo la que lo define, sino el punto a partir del cual se explora la visión de un Marine Espacial desde fuera y desde dentro de su hermandad, que es, pienso, el verdadero objetivo del autor.


Veréis, Grimaldus no es un líder de los marines al uso. Es un Capellán, alguien cuyo deber es mantener alta la moral de las tropas e inflamar el espíritu combativo de la Guarda Imperial en la ciudad y cuando lo ves a través de los ojos de personas normales, por lo general la Guardia Imperial, puedes sentir cómo esa gente está en absoluto vilo. La admiración, devoción y a veces pavor, que sienten por los marines es total, aunque todo hay que decirlo, esta visión va cambiando a lo largo de la obra. A medida que avanza el asedio de Helsreach, Grimaldus se va volviendo mas taciturno y hostil. El autor incluso menciona en repetidas ocasiones cómo se encuentra su armadura y su estandarte como un reflejo del desgaste que está sufriendo en su interior y aunque la presencia de Grimaldus se impone allá donde va, hacia el final del libro ha perdido su aura de misticismo entre quienes le rodean.

Pero todo esto contrasta cuando Grimaldus está entre los suyos. Acompañando al Reclusiarca se encuentra su escuadra de mando, todos ellos con una personalidad marcadísima y casi estereotípica, por con la que creo que Aaron pretende burlarse de estos estereotipos. Por ejemplo, Priamus es el mas guerrillero de todos y el más ansioso por ir a la batalla, y termina quedando en ridículo delante de los demás. Nerovar es un apotecario, y como suele ser el estereotipo de médico, algo mas tímido, mas sensible, pero que al final resulta ser el que tiene mas valor. Esto son solo dos ejemplos, pero lo cierto es que de todos los miembros de la escuadra siguen ese patrón y, sobre todo, actúan como balanza moral del protagonista. No exagero cuando digo que Grimaldus, lejos de ser un personaje modélico, se comporta como el mayor de los gilipollas, hasta el punto de que es casi memético. El tío es egoísta, matón, embustero, manipulador, y ante todo, un absoluto hipócrita. Desde el comienzo, Helsreach deja claro que este es un personaje acomplejado por la sombra que le hace su predecesor, y la certeza de morir en un lugar anodino le amarga la existencia, todo esto mientras se marca un pisto detrás de otro para quedar bien delante de las tropas. Esto no es algo que el autor deje pasar y la novela llega a un punto en el que,a través de los personajes secundarios, especialmente los más cercanos al protagonista, critica su actitud en uno de los mejores puntos de giro que he visto en una obra de 40K. Aaron Dembski Bowden crea, con Grimaldus, una visión mas compleja (y completa) de los marines espaciales, mas humana y falible, sin tener que recurrir a monerías de corrupción del Caos ni cosas así, sino simplemente a través de los defectos personales y la presión de una persona con una gran responsabilidad y no menos ambición.

Cuando te hacen una adaptación fan made en Youtube, algo bueno habrás escrito.

Por desgracia para la obra, esta forma de centrarse en el arco personal del protagonista hace que otros personajes se sientan carentes de arco. El libro cambia varias veces de punto de vista para ofrecernos una visión mas amplia de qué está pasando en la ciudad, cómo cada vez la situación es más desesperada y en lo que se refiere a la construcción de personajes, hay por ahí alguno que está muy desaprovechado porque no es independiente, no tiene una historia propia sino que gira entorno a su relación con el protagonista y el autor tiene la mala mania de abrir conflictos para cerrarlos demasiado deprisa como para crear un impacto, siendo el mas notorio el personaje de Invigilata, que tiene un roce con Grimaldus en momentos puntuales pero queda en eso. Otros ejemplos son Cyrya Tyro, los Salamandras y la totalidad del mando de la Guardia Imperial. De los pocos personajes que se salvan de esto están Andrej, que parece un alivio cómico pero encapsula a la perfección el humor negro y cinismo de un veterano de la Guardia Imperial. La Priora Sindal, de las Hermanas de Batalla también es un personaje que podría haber dado mucho de sí, pero no aparece sino hasta el final del libro y de nuevo, para ofrecer un punto de vista casi despreciativo de los marines. 

A este libro le vendrían muy bien otras cincuenta o setenta páginas que desarrollasen a estos personajes, porque a pesar de que todo transcurre en una batalla de muchos días de duración, la verdad es que muy poco tiempo lo pasamos viendo a los personajes repartirse estopa entre sí. A ver, que se me entienda, por descontado que hay momentos de tensión, pero la acción entre los personajes ocupa apenas una página, entre muchas otras de reflexión, introspección y conversación. Este no es un libro de porno de bólter al uso y su autor tenia muy claro que lo que quería era ofrecer una historia centrada en sus personajes, cosa que consigue, sin olvidarse de todo lo que ocurre a su alrededor. Lo cierto es que esta es una obra mucho mas derrotista que lo común, en la que apenas hay momentos álgidos en los que parezca que va a haber una conclusión satisfactoria para los personajes. Y vaya si eso no logra otorgarle una atmósfera que le sienta como anillo al dedo.

En resumen, puedo ver por qué Helsreach se encuentra tan elevado y desde luego, como debut es una maravilla. su autor entiende que da igual el espectáculo si los personajes son peores que detestables, si son aburridos y ser capaz de meterle tanta personalidad a un estereotipo andante como lo han sido durante mucho tiempo los marines espaciales es todo un logro. Me ha dejado con ganas de mas, así que es bastante probable que los Amos de la Noche y los Lanzas del Emperador pasen a formar parte de mis recomendaciones en un futuro.

Un saludo!

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