Así pues, tras meses de novedades, incidencias, y una larga espera, llegamos al final, a la línea de meta del Despertar Psíquico. Leer Pariah y tratar de examinar sus aportaciones al trasfondo como un producto independiente es, en las circunstancias que nos ocupan, imposible, algo que en verdad no es nada que no hay dicho anteriormente, pero dadme cancha. La importancia de Pariah radica en que es el cierre de la Octava Edición, enlazando de forma directa con el evento más importante de la Novena Edición: el retorno del Rey Silente y su revelación al resto de la galaxia, al mismo tiempo que sirve de colofón para la que, en mi opinión, es la idea central del Despertar Psíquico, por no mencionar el que ha sido el eje de los conflictos de la galaxia en la Octava Edición. Visto en perspectiva, entre Pariah y lo que sabemos del trasfondo de Novena, tengo la hipótesis de que GW tiene una idea bastante clara de cuales son los elementos entorno a los cuales quiere que gire su historia, algo que detallaré mas adelante. Que luego sea capaz de integrar todas las pequeñas historias que van dentro de ese marco mayor es una historia aparte, pero después de esta entrada tengo pensado escribir otra que repase los mayores aciertos y traspiés que nos ha dado esta serie.
PARTE 1: SILENCIO SEPULCRAL
La historia que nos ocupa gira entorno al Grupo de Batalla Kallides, que es enviado a explorar una zona del espacio de la que no llega comunicación alguna, ni una sola petición de socorro, y al llegar, se encuentran con un lugar poseído por el espanto. Resulta que los necrones, comandados por el Illuminos Szeras, han levantado unas estructuras capaces de anular la disformidad, pero cuyo poder va mucho mas allá, pues no se limitan a impedir cualquier poder psíquico, sino que cualquier criatura con capacidad de, simplemente pensar, se ve invadida por un letargo. Leí por ahí que es como si los necrones hubiesen convertido la Depresión Clínica en un arma y tienen bastante razón. La Inquisidora Draxos, que acompaña la comitiva imperial, nombra al sector como el Nexo Pariah, por el efecto similar que causan las Hermanas Silentes en quienes las rodean.
-¿Desde cuándo los necrones lleváis capa?
-¿Qué?
-Que desde cuándo los necrones...
-No, que quien te ha preguntado.
El primer asalto de los Imperiales contra los bastiones xenos sale estrepitosamente mal y el grupo de batalla entero se ve obligado a ponerse a la defensiva. No solo los necrones tienen una cantidad de fuerzas que parece que no termina nunca, sino que los grandes pilones que han erigido les dan una enorme ventaja cuando la Guardia Imperial se queda aturdida en mitad del campo de batalla e ignora todo lo que sucede a su alrededor, dejándola inoperativa. Incluso los Caballeros Imperiales y los Astartes sufren sus efectos, que reducen su efectividad en combate. Sin embargo, por alguna razón, las Hermanas de Batalla son inmunes a su influjo.
Entonces entra en escena Ephrael Stern (recordemos que apareció anteriormente en Phoenix Rising), que ante la situación desesperada, organiza una fuerza de Hermanas de Batalla para atacar de nuevo, no contra un bastión xeno, sino contra una base crucial para que los necrones puedan transportar fuerzas de un lugar a otro y para lo brevemente descrita que está, la batalla tiene todos los elementos para que sea sobresaliente: tiene la epicidad exagerada de ver a las Hermanas bombardeando una montaña para tirarla sobre los necrones, tiene las condiciones durísimas de una tundra con una ventisca que convierte el campo de batalla en un infierno, tiene un giro argumental, pues se suponía que los Ynnari debían aparecer y no lo han hecho. Y a pesar de todo, las hermanas consiguen hacerse con una victoria que cambia las tornas en el sector.
GUITARRAZO PARA MI ENTRADA, WOOOOO!
A partir de esta victoria, las fuerzas imperiales empiezan a asaltar todas las localizaciones de necrones que encuentran con similares construcciones, esta vez reforzados por mareas de fanáticos que vienen a reconquistar el terreno perdido y son inmunes al armamento xeno, pero una batalla cobra particular importancia: la Inquisidora Draxos y Ephrael Stern se disponen a lanzar un ataque a la mayo concentración de pilares necrones para obtener una muestra que luego el Adeptus Mechanicus pueda estudiar. La batalla comienza mucho antes de que se hagan las primeras maniobras, con Szeras y Draxos tratando de adelantarse a los movimientos del contrarios usando su conocimiento sobre xenotecnología. La batalla en sí tiene varios giros interesantes que le dan ritmo, y termina por todo lo alto: con la Inquisidora liberando un fragmento de C´Tan para que ataque a los necrones cuando estos logran acorralar a sus fuerzas en lo profundo de su ciudad-necrópolis. El propio C´Tan teleporta a Draxos y sus allegados lejos del campo de batalla mientras desata su furia contra sus captores.
Finalmente, los sacerdotes del Adeptus Mechanicus logran descifrar parte de la muestra que ha logrado la Inquisidora. No solo revela la existencia de otros Nexos Pariah, formando un círculo entorno a la galaxia, sino que también anuncia la llegada de alguien: Szarek, el Rey Silente.
PARTE 2: EL PODER DE LA FE
En los últimos números del Despertar Psíquico, GW ha sabido entregar una historia digna de ser mencionada, por su trama bien estructurada, personajes bien caracterizados y el siempre dulce regustillo que deja el leer algo espectacular que capte nuestra atención y Pariah está a la altura. No puedo decir que llegue a las cotas de calidad de entregas inmediatamente anteriores, pero si había algo que esperaba, como mínimo de las historias de estos suplementos, era que fuera una historia llamativa y que aportase elementos nuevos y aquí se da el caso. Pariah retoma la buena costumbre de tener un orden secuencial de eventos en los que el conflicto en cuestión se lee fácilmente como la sinopsis de una novela en lugar de pequeñas batallas sueltas e inconsecuentes, y para mí eso es fundamental, pero si encima presentas personajes nuevos, caracterizas bien a los viejos personajes, y encima sabes entregarlo todo de forma espectacular, pues no tengo queja. Bueno, casi.
-Que te digo que lo nuestro no es un Deus Ex Machina, animal!
Pariah sabe tomarse un momento para presentar a los necrones no como una fuerza imparable, sino como una sombra que acecha desde la esquina. Los imperiales llegan a una zona en la que no hay ni rastro de actividad humana, como si todos hubiesen desaparecido en un instante, lo que da a los necrones un aura de terror que le sienta de maravilla. Cuando el grupo de batalla Kallides llega al Nexo Pariah, los campos Geller de las naves son desactivados, pero no aparecen demonios, y se encuentran con el panorama de que todos los habitantes de la zona están intentando escapar, no solo refugiados humanos, sino también naves de orkos tratan de huir de lo que sea que está ocurriendo. Sin embargo, en el momento en que se descubre qué están levantando los necrones, ya tenemos un objetivo claro y la narrativa nunca se desvía de esto. Incluso se atreven a darnos un final canónico. Puede que el Nexus sea conquistado o no, pero ahora los Imperiales tienen una manera de conocer más sobre su enemigo.
Para rematar, las batallas son una combinación perfecta de los elementos característicos de Warhammer 40.000. Son exageradamente destructivas, se combate en condiciones imposibles, tienen un componente táctico y un componente sobrenatural. Además, que las Hermanas y sus milagros (o los actos de fe en general) sean lo único capaz de resistir el efecto de los pilares tiene unas oscuras implicaciones sobre la naturaleza del Emperador como un ente a medio camino entre lo terrenal y lo disforme.
Si acaso, la queja que tengo con esta iteración es que los personajes cumplen con los papeles que se les da, pero no hacen mucho mas. Actúan mas como lo que la historia que se nos narra requiere que sean que como individuos con motivación propia. Así, nos encontramos con que Szeras es poco mas que el villano de turno, Ephrael y su compañero Kiganyll son los héroes que dirigen la batalla que cambia las tornas y únicamente la Inquisidora Draxos nos ofrece algo de personalidad a través de sus actos, siendo un personaje implacable, que está dispuesta a cruzar cualquier línea con tal de alcanzar su meta, pero al mismo tiempo con una mente preclara y dotada de pragmatismo.
Nos ha jodido, a mi también se me va la depresión si veo a estas señoras quemando peña. No me miréis raro, que soy valenciano.
PARTE 3: GALAXIA EN LLAMAS
La Octava Edición comenzó con un gran golpe en la mesa, un giro de los acontecimientos cataclísimico que sacudió la galaxia y a todos sus habitantes sin compasión. No hablo tanto de la caída de Cadia, ojo ahí, como de el fenómeno que surgió a raíz de esto: la Gran Fisura, que no solo ha partido el Imperio en dos, sino que también ha servido para remarcar cual es el principal antagonista de la historia de 40K: el Caos. No Abaddon, los Primarcas o incluso los Dioses Oscuros, sino el Caos como concepto de base, una influencia casi siempre corruptora y arbitraria en la que residen poderes muy por encima del entendimiento de las razas de la galaxia, no digamos ya su capacidad de manipularlos. Esto no va solo de que las fisuras en la Disformidad ahora sean más habituales y las manifestaciones demoníacas y sus invasiones sean más comunes, sino que la barrera que separa nuestra realidad material con el Empíreo, (que recordemos que es la materia que da forma a los pensamientos y deseos, conscientes o no, de los humanos y otras razas) es muy delgada, lo que provoca que existan mas psíquicos con el peligro que esto supone. ¿Pero por qué esto es especialmente relevante en esta Edición? Porque es el primer punto de la trama, en mucho tiempo, que trasciende de su Edición, y a su lado, todo lo demás se siente mucho mas pequeño.
La mayor campaña militar de la Octava Edición, y que tomará mayor protagonismo en la Novena Edición, es la Cruzada Indomitus, la empresa militar que lleva a cabo Guilliman desde Terra para salvar el Imperium en su hora mas oscura, es básicamente el pilar de los eventos en el calendario imperial, pero al mismo tiempo, es un conflicto menor. Lo que GW nos ha dado en esta Edición, no solo en sus publicaciones de Studio sino también en sus libros de Black Library (especialmente los de Guy Haley) es la revelación manifiesta de que las grandes guerras que libra la humanidad son solo la capa superficial de una guerra que se lleva librando desde mucho antes de la fundación del Imperium, esto es, el de el Immaterium (encarnado en sus cuatro grandes Dioses del Caos) por dominar la realidad material. Al contrario que en Ediciones anteriores, ya no tenemos una batalla puntual para presentar una nueva Edición y que con el paso del tiempo sea una nota a pie de página, como la Primera Guerra Tiránida, Black Reach o Pandorax, sino que a partir de Octava y de todo lo que ha venido después, la forma de narrar la historia de 40K ha cambiado, con un enfoque mas claro en la imagen mayor y unos personajes principales que hacen avanzar la narrativa. El Imperio, con la apertura de la Gran Fisura y el descubrimiento de los pilones de Cadia, ha alcanzado un mayor entendimiento de los grandes poderes que gobernaron la galaxia eones atrás y ha comprendido que es necesario estudiar y conocer en profundidad estas fuerzas si pretenden sobrevivir, porque la Disformidad, antes, era un elemento clave del trasfondo, pero ahora se ha convertido en el motor principal de la narrativa, al presentarse como un factor constante que está modelando la galaxia.
Por eso, también, los necrones son una elección perfecta como facción final de este suplemento y como antagonistas de la próxima Novena Edición. Sin necesidad de meterse en profundidad en el trasfondo, los necrones son los herederos de unos seres, dioses podríamos llamarlos, que eran pura materia, y su tecnología se creó para poder hacer frente a criaturas cuyo poder surgía de controlar la Disformidad como expertos. Para que nos entendamos, que los necrones sean el punto final del Despertar Psíquico y emerjan como la nueva gran amenaza significa varias cosas:
La primera es que el Imperium no es el enemigo natural del Caos, sino su presa, su ganado, la carne de la que se alimentan las criaturas del Empíreo. El verdadero enemigo del Caos son aquellos que saben como anular su influencia en el mundo material.
La segunda es que esto incide en que el Imperium ya no puede actuar de forma reactiva las amenazas que lo asedian, sino que debe conocer en profundidad a sus enemigos si espera derrotarlos; recordemos que la guerra por Vigilus giraba en torno a defender los depósitos de Piedra Negra que mantenían abierto el guantelete de Nachmnud.
Pero la tercera y mas inquietante de las revelaciones de Pariah es que la Humanidad no puede, en este Milenio Oscuro, vivir sin la Disformidad, pues la fe en el Emperador ha creado un nuevo ente cuyas manifestaciones trascienden las reglas establecidas con respecto a las criaturas del Empíreo. La fe de las Hermanas no se ve afectada por las máquinas necronas, los milagros del Emperador no pueden ser disipados, y Santa Celestine, aunque perdiera sus poderes en Cadia, sigue siendo un ser que no se define por los mismos parámetros que los demonios y otros engendros. De alguna manera, la fe en el Emperador está cambiando la propia naturaleza de la Disformidad.
Como nota final, el apartado de Ecos de la Disformidad que viene al final, hay dos párrafos que me han llamado la atención. Uno que avisa de una Flota Enjambre aproximándose al sistema Solar, a Terra. El segundo es posiblemente el retorno de los SQUATS!!
PARA FINALIZAR
Pariah es la muestra que yo necesitaba para que me quedase claro que GW, aunque no siempre haga las cosas bien, no actúa sin pensar. Durante muchísimo tiempo su narrativa a sido un telón de fondo y, cierto es, esa sigue siendo su principal función metanarrativa, dar un marco para darle sabor a la batallas en mesa, pero aquí se nota un esfuerzo por crear una narrativa orgánica. A grandes rasgos, el Despertar Psíquico es un avance en la dirección correcta, pero cierto es que vendría a mano un repaso que diera cuenta de los logros que ha conseguido, aunque también de los puntos en los que han flaqueado con esta serie de suplementos, algo que vendrá en la siguiente entrada.
Terminamos con los relatos cortos de este suplemento:
Lassitude de Andy Clark: es el anticipo de los efectos que tienen los artefactos necrones sobre los habitantes del Nexo Pariah antes de que llegue el grupo de batalla Kallides. De por sí está bien, pero si no sabes que es un relato de 40K, gana todavía mas, porque no revela nada.
Point in the Storm de Duncan Waugh. La relación de esta historia es algo menos directa que lo que estamos acostumbrados a leer, y la verdad, no termina de ser memorable. No está mal, pero no pasa de eso, de un "no está mal".
Gone Dark de Dirk Wehner. Si has visto la peli Virus, no te pierdes nada.
For every End, a Beggining, de Andy Clark. En este pequeño relato final, Clark nos regala una audiencia con un Illuminor Szeras muy convincente rumiando en sus laboratorios y cámaras sobre intrigas y planes, sobre un misterioso benefactor, y sobre un gran proyecto que se está apunto de llevar a cabo para mantener a raya la Disformidad. Es CRUCIAL.
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