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domingo, 13 de junio de 2021

Análisis con spoilers de The Book of Rust (Libro 1 de la Zona de guerra Charadon)

 Ya, bueno, he tardado 6 meses en volver a publicar pero mirad...he estado saturado últimamente con 40K, así que esto no es un regreso ni nada por el estilo tanto como un "necesito tener las manos ocupadas en algo y el blog de Malifaux lo he dejado en un punto bastante avanzado", así que aquí estoy, con las reseñas de Peter Fehervarii y el segundo libro de Dawn of Fire pendientes. Pero bueno, al menos actualicé las entradas después de la reedición de Dark Imperium! 

Ahora en serio, la verdad es que esperaba tardar bastante más en escribir de nuevo, pero logré hacerme con una copia del suplemento que nos ocupa hoy y para variar, me pareció lo bastante currado como para merecer una entrada. Warzone Charadon es el primer suplemento en narrarnos una campaña con un trasfondo importante, cercano a lo que tuvimos con Vigilus, más contenido, pero no por ello menos importante. La cuestión es que, recuperando el espíritu original del blog, estoy aquí para facilitar los últimos avances en el trasfondo así que allá vamos!


PRIMERA PARTE: NO TE CONOZCO, PERO ME CAES BIEN

La historia que nos relata The Book of Rust comienza, como no podía ser de otra manera, con el planteamiento del terreno, y las fuerzas en liza. Hay una descripción breve del Sector Charadon y de cuáles han sido sus principales conflictos hasta la fecha, xenos principalmente, pero luego se enfoca en describir los dos subsectores en los que va a librarse la verdadera guerra: Obolis y Lirac. Esta no es una guerra que se limite a un solo planeta como pasaba con Vigilus. El Mundo Forja Metalica es el objetivo final, pero para llegar ahí, le precede una campaña que se extiende por numerosos sistemas y sus planetas, algo de una envergadura mayor que todos los libros del Despertar Psíquico. Me gusta muchísimo cómo este libro sienta los precedentes del conflicto que se avecina: por una parte, porque la geografía espacial va a tener un impacto muy importante en el devenir de los acontecimientos, y segundo, por los personajes que hay presentes.

Esto es algo muy curioso de este libro, que hay muchos personajes. No es que en el resto de suplementos no los haya, pero en esos casos, se suele recurrir con excesiva frecuencia a nombres conocidos, mientras que en esta ocasión solo hay un personaje que conocemos previamente: Typhus, el Capitán de la Primera Compañía de la Plaga de la Guardia de la Muerte, y principal protagonista y a la vez antagonista de la campaña. El resto son personalidades que reciben poco desarrollo, pero de quienes podemos hacernos una idea clara de cómo son. Entre los personajes del Caos están los aliados de Typhus, monstruos traicioneros pero peligrosos por su dominio de la guerra, cada uno dentro de su propio ámbito: el Amo Discordante Akhorath Zeid de la Legión Negra, los demás caudillos de la Guardia de la Muerte, una alianza llamada Los Discípulos, compuesta por el Apostol Oscuro Tsorr´Kanath de los Portadores de la Palabra y el Hechicero Yharron Thayl de la Legión Alpha y finalmente el personaje que manda la Legio Titánica Morbidus, Lathfyr la Ahogada.

Por su parte, el Imperio tiene su propio reparto encabezado por el Fabricador General de Metalica, el Magos Kleng, bajo cuya sombre luchan los Marines Excruciadores (muy curioso elegir a un capítulo casi desconocido, aunque como nota, a veces el libro cambia su nombre por los Atormentadores), numerosos regimientos de Astra Militarum y Preceptorías de las Hermanas de Batalla y la Armada Imperial bajo el mando del Teniente Lihua Sheridane, pero su aliado más importante es la Casa de Caballeros Raven, que tienen su mundo natal en el Subsector Lirac, justo al lado, bajo el dominio de Lord Craven. He querido destacar a los personajes porque algo que distingue esta historia es que al contrario de Vigilus, los comandantes de las respectivas fuerzas van a tener relativamente poco protagonismo y buena parte de la acción se va a llevar a cabo por iniciativa propia de sus subordinados, por lo que creo que son importantes. 

SEGUNDA PARTE: CARNE PARA LAS TRINCHERAS 

Conquistar un Mundo Forja es de todo menos sencillo, y Metalica no es una excepción a la norma. Durante la introducción, descubrimos que el planeta es una fortaleza monumental, que no solo está defendido por numerosos ejércitos y una flota considerable, sino por un entramado de estaciones de combate llamada la Corona Militaris. Además de esto, los sistemas planetarios vecinos (Rhodior, Brezantius, Feiror) gozan cada uno de al menos un Mundo Fortaleza, con sus propias naves, estaciones y guarnición. 

Así pues, Typhus tiene que empezar asaltando los sistemas periféricos del Subsector Obolis, tomando los planetas más alejados del sistema Metalica para establecer una base de operaciones. Su estrategia en principio no es mala. Los sistemas periféricos (Alumax, Chromyd, Duralim) están mal defendidos debido a que sus fuerzas están muy repartidas con el propósito de repeler a los orkos (Alumax) o los Drukhari (Chromyd). En su asalto, bloquea las vías de acceso al subsector, impidiendo la llegada de refuerzos, y envía a sus aliados de los Portadores de la Palabra y la Legión Alpha al Subsector Lirac, para que mantengan ocupados a los Caballeros de la Casa Raven. Esto último, sin embargo resultará ser un error fatal.  

El asalto de Typhus arrasa con la mayor parte de las defensas imperiales y empieza a organizar la segunda parte de la invasión, que es el asalto a los sistemas que rodean Metalica. Parte del motivo de este éxito son las enfermedades que está logrando colar en mundos imperiales, las cuales estallan en brotes de zombis que mantienen ocupados a sus defensores, dándoles tiempo para planificar y espacio para maniobrar. Ahora que tiene asegurado parte del terreno, es donde entra en juego la parte "mágica" de su plan, invocando demonios de todos los dioses (gracias en parte a que tiene aliados que no son de la Guardia de la Muerte) para que destruyan los Mundos Fortaleza más importantes. Aquí se viene la mejor parte del libro, porque el plan falla.

Lo normal en una de estas historias es que la situación está apunto de perderse por completo justo antes de que lleguen refuerzas, es un tropo bastante habitual. Esta vez tenemos la situación de que llegan refuerzos, pero esto no es lo único por lo que cambia el rumbo de la campaña. Lo que sucede después de que surjan demonios en dos de los tres sistemas cercanos a Metalica es que Typhus se ve contra las cuerdas por todos los frentes. Primero, porque los sistemas que había conquistado no estaban tan asegurados. En el sistema Chromyd, las fuerzas imperiales se han ocultado en un mundo salvaje que han convertido en un Vietnam para la Guardia de la Muerte, a la vez que en el sistema Alumax uno de los comandantes de la Guardia de la Muerte se ha visto retrasado en sus progresos gracias a piratas orkoz. Segundo, los aliados de Typhus que había enviado a Lirac se dedican a seguir sus propios planes ignorando por completo las órdenes dadas, por lo que la Casa Raven llega al completo y barre con las fuerzas de la Legión Negra del Amo Discordante Zeid en el sistema Duralim. Tercero, los Caballeros Grises habían augurado con éxito las invasiones demoníacas de Typhus, por lo que aparecen con una flota de refuerzo del Mundo Forja Deimos, lo que expulsa a los demonios de los Mundos Fortaleza. Para finalizar, mientras que el Fabricador General ordenó la retirada de las fuerzas del AdMec de los sistemas atacados, otros líderes imperiales tomaron la iniciativa para llevar la lucha a sus enemigos. El Teniente Sheridane puso en retirada a una de las tres flotas de la Guardia de la Muerte, que se vio acorralada entre los Imperiales y los Orkos y acabó aniquilada, mientras que el Señor del Capítulo de los Excruciadores, Tamalu, aprovechaba un  coro astropático para responder a las llamadas de socorro de fuerzas imperiales, asistiéndolas ahí donde podían.

Con los aliados de Typhus huidos o muertos, este reorganiza sus fuerzas en el sistema Alumax, donde consolida sus fuerzas, obligado a replantear su estrategia.

TERCERA PARTE: ESTO NO HA TERMINADO

La campaña por el subsector Obolis parece alcanzar una suerte de punto muerto, en el que ambos contendientes aseguran el terreno ganado, lo que resulta en que las fuerzas imperiales no capitalicen la ventaja que han obtenido. El Fabricador General Kleng es personaje más inútil del libro, pues hace poco y lo que hace, le sale mal. Siendo justos, la ofensiva de Typhus ha dañado buena parte de las defensas e infraestructuras imperiales, amén de causarle bajas por millones.

Typhus ha fallado en su primer intento, pero aún le queda una carta que jugar. Nuevamente recurre a la Disformidad para que le salve ahí donde la estrategia convencional no le sirve. Mediante un ritual, abre una fisura disforme que le permite ir desde el sistema Alumax al sistema Metalica, pasando por alto los sistemas planetarios que la rodean. Además, hace esto en el peor momento para los imperiales, ya que habían empezado a moverse por todo el subsector, por lo que Metalica tiene que luchar en solitario sin saber cuánto tardarán el resto de fuerzas en acudir. Para empeorar aún más las cosas, los Astartes que había en el subsector, no solo los Excruciadores, sino también del resto de Capítulos que tenían presencia en Obolis, sufren una gran cantidad de bajas al ser derrotados en el planeta Alexistor, donde el ritual para abrir este "túnel" se lleva a cabo. 

La batalla por Metalica, no obstante, no va a ser ningún paseo para Typhus y los suyos. El sistema cuenta con una cantidad absurda de Cohortes Skitarii, tecnología de la Era Oscura de la Tecnología y macroarmas, y casi cada planeta presenta una enconada resistencia. Incluso la Legio de Titanes Morbidus tiene problemas para conquistar un asteroide-fortaleza. En un movimiento capitaneado por el propio Typhus, su flota se arroja contra la Corona Militaris, superando la red de estaciones de combate, pero al precio de importantes recursos navales. La batalla en la superficie de Metalica está a punto de comenzar y no se sabe nada del resto de fuerzas imperiales.

¿Y qué están haciendo mientras tanto el resto de fuerzas del Caos? Múltiples brotes de zombis mantienen ocupadas a fuerzas imperiales de todo el subsector y de la fisura, que los imperiales llaman La Llaga, emergen entidades que corrompen manípulos Skitarii y servidores. Pero más importante aún son los traidores Astartes. Los Discípulos, los Astartes Traidores que Typhus envió a Lirac, no han estado ociosos, sino que han estado causando disturbios en planetas imperiales, provocando alzamientos de cultos y el despertar de células durmientes, pero su objetivo más importante era el planeta Dhaku. Allí, no obstante, han tenido que enfrentarse con todo lo que tenían a un culto genestealer que prácticamente se había hecho con el control del planeta, una dura y larga batalla para llegar a su objetivo final: un templo oculto en las profundidades del planeta, donde esperan invocar a alguien, a espaldas de Typhus: Be´Lakor

PARA FINALIZAR

The Book of Rust me gusta bastante. Tal vez sea yo que le busco tres pies al gato a cualquier cosa, pero he percibido pequeños detalles que diferencian este libro de los suplementos anteriores. Me gusta cómo este libro no hace listas de personajes que luego no van a tener importancia mas allá de los líderes absolutos de cada facción (como pasaba en Vigilus, donde mas allá de Calgar y Abaddon no había mucha chicha) sino que cada gran personaje juega un papel relevante (excepto los Drukhari, aunque aparezca Lelith Hesperax están para hacer bulto). También me gusta cómo, al ser esta una campaña extensa por muchos planetas, cada pizca de información está escogida para que tenga importancia en el plano general. Por ejemplo, que la Guardia Imperial se refugie en un planeta salvaje y le haga la vida imposible al Caos desde ahí provoca que todo un tercio de las fuerzas de la Guardia de la Muerte se vean atascadas durante mucho tiempo en un lugar insignificante. O también, que los Excruciadores aseguren un coro astropático les da una gran ventaja a la hora de ayudar al resto de fuerzas imperiales en batallas que de otra manera no ganarían. 

El otro detalle que me ha gustado es el ritmo cambiante de la campaña. En otras ocasiones ha sido algo unilateral hasta el momento del clímax en el que hay un giro importante, pero aquí no es el caso. Hay subtramas, puntos de giro previos al final y en general, lo encuentro todo muy bien estructurado. El único problema verdaderamente serio que le encuentro a The Book of Rust es que, aunque tendré que esperar a ver su conclusión en The Book of Fire, el suplemento que le sigue, sé que Metalica, Typhus, Be´Lakor y demás partes importantes dentro de la metatrama no van a cambiar radicalmente, pero hace tiempo que me resolví a contemplar estas campañas como oportunidades para explorar nuevas narrativas dentro de este universo. Por lo que nos han dado aquí, creo que The Book of Rust cumple sobradamente.